La formación, la mejor inversión para las empresas

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Fecha: 25/10/2016

CEOE Formación considera imprescindible encontrar fórmulas que nos permitan, por una parte, demostrar el éxito de la inversión en formación justificando su rentabilidad y no sólo su gasto, y por otra, que sirvan para confirmar que la formación da soluciones a problemas reales y concretos, y no es un trámite más a cubrir dentro de las políticas de recursos humanos.

Como en toda inversión, el ámbito de la formación también debe realizarse un cálculo de costes, un análisis de beneficios y, finalmente, una comparación de los resultados, de forma que podamos demostrar si el programa de formación que vamos a realizar es rentable y compensa sus costes.

Es complicado determinar los costes de una formación concreta y su cuantificación, aunque siempre será mucho más sencillo que intentar medir los beneficios de la misma.

Existen muchos modelos para analizar los costes. Quizá el empleado por la Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo pueda considerarse un referente dentro del actual marco de financiación de la formación de adultos.

Costes a incluir

El primero de los pasos en el análisis es decidir qué costes hay que incluir, para lo que podríamos clasificar los mismos en costes directos de la actividad formativa y costes asociados. Adicionalmente, para realizar el cálculo de costes debería también tenerse en cuenta los salarios de los trabajadores que reciben formación durante su jornada laboral o la compensación económica por asistencia, en el caso de que hubiere.

Mucho más complicado que cuantificar los costes es medir los beneficios de un programa de formación ya que la mayoría de ellos son intangibles, por lo que resulta más difícil asignarles un valor económico. Contrariamente a lo que ocurría con el cálculo de costes, existen escasos modelos de análisis de beneficios. No obstante, el modelo utilizado en CEOE Formación es el empleado por la American Society for Training & Development-ASTD, que es la mayor asociación a nivel mundial sobre formación y desarrollo profesional de adultos, quien distingue entre beneficios tangibles e intangibles.

Retorno de inversión

Después, es cuando se debe proceder a realizar una comparación entre ambas magnitudes, que consiste simplemente y a riesgo de parecer una simple tautología, en determinar cuál de los dos elementos es mayor que el otro. Existen diferentes fórmulas para realizar la comparativa y medir el retorno de la inversión en formación, destacando la de autores como Kirk-patrick, Phillips o Godkewitsch, sobre las que no vamos a incidir ahora.

En el caso de que los costes sobrepasen los beneficios, la organización debería decidir no continuar con esa formación o modificarla para hacerla más económica, siempre que no considere el hecho de que determinados beneficios que se quieren alcanzar sean más importantes que los costes en los que se incurre, o bien, que se calculen los beneficios de la misma a un plazo mucho mayor.

Para concluir, CEOE Formación destaca el valor creciente que están otorgando nuevamente las organizaciones a la formación ya que, a pesar de los desafíos de la economía mundial; las empresas, y en especial las más grandes, han incrementado su inversión en formación durante los últimos dos ejercicios.

Juan Carlos Tejeda Hisado, director de CEOE Cepyme Formación

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